Es una realidad que el comercio electrónico ya venía creciendo formidablemente en Latinoamérica en los últimos años, partiendo de un incremento de 20% en 2017, subiendo a 24% en 2018 y ascendiendo cerca del 30% en 2019.
En tiempos actuales, las empresas más favorecidas han sido aquellas que ya contaban con una infraestructura bien planeada, por ejemplo, Amazon que ya poseía una eficiente red de distribución para satisfacer la demanda de sus usuarios y, en estos momentos, a los nuevos consumidores, tan solo en Estados Unidos cuenta con una base de suscriptores de más de 140 millones, cifra que representa más de la mitad de la población adulta del país americano, gracias a que su envío rápido y gratuito es su principal atractivo.
Pero también es cierto que las tiendas físicas han servido de trampolín para potenciar las características del comercio electrónico, ejemplo de ello es la multinacional estadounidense Walmart que durante la primera mitad de 2020 reportó el mayor crecimiento de ventas online de su historia, con un 97% de aumento en los ingresos por comercio electrónico.
Sin embargo, hay situaciones o más bien incertidumbres mundiales que obligaron a comercios tradicionales a hacer una transición al mundo digital, de acuerdo con la consultora Trendsity, durante 2021 más de 4 mil nuevas Pymes digitalizaron su empresa, tan solo Mercado Libre, uno de los comercializadores online más grandes de Latinoamérica, logró más de 10 millones de entregas diarias.
Siempre sucederá algo que sobrepase las expectativas, pues los giros de negocios poco comunes comienzan a evidenciar su presencia en internet a través de un ecommerce que busca satisfacer las necesidades de sus clientes.